Réquiem en re menor, K 626: Misa de Mozart.

Réquiem en re menor, K 626: Misa de Mozart

Réquiem en re menor, K 626, misa de réquiem de Wolfgang Amadeus Mozart, que quedó incompleta a su muerte el 5 de diciembre de 1791. Hasta finales del siglo XX, la obra se escuchó con mayor frecuencia porque la había completado el alumno de Mozart, Franz Xaver Süssmayr. Desde entonces se han ofrecido terminaciones posteriores, y la más favorablemente recibida es la del musicólogo estadounidense Robert D. Levin.

Wolfgang Amadeus Mozart
Imágenes de Google Wolfgang Amadeus Mozart

Según un contrato que firmó Mozart y que fue testigo de un abogado, el réquiem fue encargado por Franz, Graf (conde) von Walsegg-Stuppach. El conde, al parecer, pretendía tener cierta capacidad de composición y le gustaba hacer pasar el trabajo de otros como propio. El nuevo réquiem, pensado como homenaje a la esposa del conde, formaba parte de ese juego. Por lo tanto, insistió en que Mozart no debía hacer copias de la partitura ni revelar su participación en ella y que la primera interpretación estaba reservada para el hombre que encargó la pieza.

En ese momento, Mozart estaba profundamente comprometido con la escritura de dos óperas: La flauta mágica y La clemenza di Tito (“La clemencia de Tito”). En conjunto, las tres asignaciones fueron demasiado para un hombre que padecía una sucesión de fiebres debilitantes. La mayor parte de sus debilitadas fuerzas las dedicó a las óperas, las cuales fueron terminadas y puestas en escena. En cuanto al réquiem, trabajó en él cuando sus fuerzas se lo permitieron, y varios amigos vinieron a su apartamento el 4 de diciembre de 1791 para cantar la partitura en progreso. Sin embargo, su condición empeoró y, cuando Mozart murió temprano a la mañana siguiente, sólo había terminado el "Introito". Se esbozaron el “Kyrie”, la “Secuencia” y el “Offertorium”. Los últimos tres movimientos (“Benedictus”, “Agnus Dei” y “Communio”) quedaron sin escribir y casi toda la orquestación estaba incompleta.

Al limitar la discusión musical a aquellas partes del réquiem que provienen en su mayor parte de la propia mente de Mozart, la orquesta se centra con mayor frecuencia en las cuerdas, con instrumentos de viento de madera cuando se necesita mayor intensidad y los metales y los timbales se basan en gran medida en los momentos contundentes. Particularmente en la escritura vocal, las intrincadas capas contrapuntísticas de Mozart muestran la influencia de los maestros barrocos JS Bach y George Frideric Handel.

Especialmente en la “Sequence”, Mozart subraya el poder del texto al colocar destacados pasajes de trombón frente a las voces: coro en “Dies Irae” y solistas de soprano, alto, tenor y bajo en “Tuba Mirum”. Es el uso más destacado del trombón en todo el catálogo de Mozart.

Betsy enamorado