Simón Mago: mago samaritano.

Simón Mago (floreció en el siglo I d. C.), practicante de artes mágicas que probablemente vino de Gitta, un pueblo de la Samaria bíblica. Simón, según el relato del Nuevo Testamento en Hechos de los Apóstoles 8:9–24, después de convertirse en cristiano, ofreció comprar a los apóstoles Pedro y Juan el poder sobrenatural de transmitir el Espíritu Santo, dando lugar así al término simonía ( qv ) como la compra o venta de cosas sagradas u oficios eclesiásticos. Referencias posteriores en ciertos escritos cristianos primitivos lo identifican como el fundador del gnosticismo poscristiano, una secta religiosa dualista que aboga por la salvación a través del conocimiento secreto, y como el hereje arquetípico de la Iglesia cristiana.

Habiendo sido reverenciado por el pueblo del norte de Palestina por poseer vastos poderes sobrenaturales, Simón el Mago manifestó su propia admiración por el poder de la evangelización cristiana cuando, en la historia del Nuevo Testamento, solicitó el bautismo a Felipe el Diácono. El relato bíblico concluye con el arrepentimiento de Simón y su aparente reconciliación con el cristianismo después de su condena por San Pedro.

El teólogo del siglo II Justino Mártir relata que Simón visitó Roma en la época del emperador Claudio (41-54) y allí fue deificado por seguidores fascinados con sus milagros. Los hallazgos arqueológicos que supuestamente confirmaron la divinización de Simón no han resultado ser genuinos.

Otros documentos cristianos del siglo III afirman que Simón el Mago, en el papel de falso Mesías, tuvo nuevos enfrentamientos con San Pedro en Roma. Según la leyenda, al desafiar al Apóstol ante el emperador Nerón (54-68), Simón cayó y se destruyó desde lo alto del Foro Romano en un intento de demostrar su habilidad oculta para volar. Otras fuentes lo retratan como el individuo responsable de la fusión ecléctica del estoicismo y el gnosticismo, conocida como "El Gran Pronunciamiento".

La enseñanza gnóstica cuasi trinitaria de Simón, en la que él, con el título de "el Gran Poder de Dios", se apareció a los judíos como un "Hijo de Dios" mediador y sufriente, a los samaritanos como "Padre" y al mundo pagano como El “Espíritu Santo” está contenido en los primeros escritos cristianos conocidos como literatura clementina. La forma mítica de estos documentos plantea dudas sobre si el Simón Mago bíblico y el Simón de fuentes apócrifas posteriores son el mismo.

En el siglo II surgió una secta simoniana que consideraba a Simón el Mago como el primer Dios o Padre, y en ocasiones era adorado como la encarnación del dios griego Zeus. Sus seguidores consideraban a su consorte Helena como la manifestación terrenal de Atenea.

En el mito simoniano de la creación, el primer pensamiento (Ennoia) fue producido desde la mente del Padre para crear a los ángeles, quienes a su vez crearon el universo visible. Estos ángeles, sin embargo, aprisionaron el primer pensamiento por celos, colocándola en un cuerpo humano para que no pudiera volver al Padre. Por tanto, estaba condenada a pasar de un cuerpo a otro, siendo el más reciente el de Helena. Para redimir su primer pensamiento, el Padre descendió en forma humana como Simón y ofreció la salvación a los seres humanos si lo reconocían como el primer Dios.

La doctrina simoniana de la salvación difería de la de los otros grupos gnósticos, porque prometía la redención dentro del orden temporal, mientras que otros gnósticos podían concebir la salvación como algo que sólo se podía alcanzar escapando de su prisión terrenal.